lunes, 27 de julio de 2009

El escritor

Voy sintiendo como el complemento del artículo antes mencionado hace hincapié de los pequeños detalles que el escritor exige. No siempre se llena las líneas con las palabras adecuadas, pero ese es un riesgo que cualquier escritor sabe y merece correr para así dar paso a una prosa fluida.
La dinámica del proceso es siempre la misma: el escritor, en cuestión, se sienta delante de sus herramientas de trabajo, ya sea papel, bolí, pluma o lapicero, o en el caso de los escritores más aventajados y modernos su ordenador o portátil (eso ya al gusto). Te rodeas de un halo de silencio casi sepulcral y fijas la vista en la página o pantalla en blanco, esperando que alguna musa de buena fe guie sus palabras hacia una retorica tangible. En ese momento el delicado escritor es cuando deja emergí su verdadero yo que lo eleva victorioso hacia las mentes de los lectores, que deseosos de admirar su trabajo, le catalogan de genio.