Sufro de lo mucho que me duele el mal que me antecede en
este maleficio. No siempre callo lo que siento y a veces siento lo que callo y es, esta la contradicción que
envenena mi espíritu y ser para luego escupir a la cara a cualquier infeliz que ose llevarme la
contraria de quién en mi ser. Rompo, rompo todo aquello que estampa mi mala fama y limita a lo más
simple mi ego. Soy yo la protagonista de mi propio cuento, cuento que nunca
podre contar a aquellos necios que dicen ser lo que no son y se esconden en
máscaras de carnaval, con falsa sonrisa y delirios de grandeza. Soy yo quién
fábrica su propio destino porque deje de creer en predicadores de felicidad y píldoras
de la ilusión que esconden sus complejos en batas blancas e inmaculadas.